Este pastel es húmedo, brillante y con la capa acaramelada perfecta, lograda sin azúcar refinada.
Se hace con manzanas naturales, yogur y un caramelo saludable preparado con miel o jugo de manzana reducido.

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Ingredientes
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2 manzanas grandes (rojas o verdes firmes)
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2 huevos
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1 yogur natural o griego sin azúcar (125 g aprox.)
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1 cucharada de miel natural o 1 y ½ de stevia líquida
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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½ cucharadita de canela (opcional)
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1 cucharadita de polvo de hornear
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1 cucharadita de aceite de coco o de oliva (para engrasar el molde)
Para el caramelo saludable:
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3 cucharadas de miel natural o 4 cucharadas de jugo de manzana concentrado
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1 cucharadita de agua
Preparación
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En una sartén pequeña, colocá la miel o el jugo de manzana concentrado con el agua. Llevá a fuego medio y revolvé hasta que se forme un caramelo dorado y ligeramente espeso (unos 3 a 4 minutos). No lo dejes oscurecer demasiado para evitar sabor amargo.
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Verté el caramelo en el fondo del molde y movelo para cubrir bien toda la base.
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Pelá las manzanas. Cortá una en rodajas finas para la parte superior y la otra en cubos pequeños.
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Acomodá las rodajas sobre el caramelo formando un abanico prolijo.
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En una licuadora, colocá los huevos, el yogur, la miel o stevia, la vainilla, la canela, el polvo de hornear y la manzana en cubos. Licuá hasta obtener una mezcla lisa.
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Verté la mezcla sobre las rodajas de manzana y alisá la superficie.
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Llevá al horno precalentado a 180 °C durante 35–40 minutos, hasta que el centro esté firme y los bordes dorados.
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Dejá enfriar 10 minutos, pasá un cuchillo por los bordes y desmoldá invirtiendo el pastel sobre un plato. El caramelo se fundirá dejando ese brillo dorado característico.
Consejos:
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Si usás jugo de manzana concentrado, cocinalo un poco más para que se espese bien antes de verterlo.
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No dejes enfriar el caramelo en el molde antes de colocar las manzanas, porque se endurece.
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Este pastel se conserva en heladera hasta 3 días y mantiene su brillo natural.
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Podés reemplazar la miel por eritritol dorado si querés una versión totalmente sin impacto glucémico.
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Si querés intensificar el color, pincelá con una cucharadita de miel tibia al desmoldar.
Con esta receta vas a lograr un pastel de manzana igual al de la imagen: dorado, brillante, húmedo y naturalmente dulce, sin harina y sin azúcar refinada.
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