Suaves, doradas y con un aroma irresistible, estas magdalenas son el acompañamiento perfecto para el mate, el café o una merienda casera.
Con una miga aireada y un sabor clásico, se preparan con ingredientes simples y un resultado espectacular.

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Ingredientes
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3 huevos
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150 g de azúcar
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100 ml de leche
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100 ml de aceite de girasol (o de oliva suave)
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200 g de harina de trigo
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1 cucharadita de polvo de hornear
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1 cucharadita de extracto de vainilla (opcional)
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1 pizca de sal
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Ralladura de limón (opcional)
Preparación
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En un bol grande, batí los huevos junto con el azúcar hasta que la mezcla se vea espumosa y de un color más claro. Esto ayudará a que las magdalenas queden bien aireadas.
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Agregá la leche y el aceite, y seguí batiendo hasta integrar todos los líquidos.
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Incorporá la esencia de vainilla y la ralladura de limón si querés darles un toque más aromático.
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En otro recipiente, tamizá la harina junto con el polvo de hornear y la pizca de sal.
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Añadí los ingredientes secos a la mezcla líquida de a poco, integrando con movimientos envolventes hasta que no queden grumos. No batas demasiado para no perder aire en la masa.
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Colocá pirotines de papel en moldes para muffins o magdalenas y llenalos hasta ¾ de su capacidad.
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Llevá a horno precalentado a 180 °C durante 15 a 18 minutos, o hasta que estén doradas por encima y al pinchar con un palillo salga seco.
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Dejalas enfriar unos minutos antes de desmoldar y servir.
Tips y consejos:
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Reposo en frío: Si querés lograr magdalenas con copete alto y bien redondeado, guardá la mezcla en la heladera durante unos 30 minutos antes de hornearlas. El contraste del frío con el calor del horno ayuda a que suban mejor.
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Toque crocante: Espolvoreá un poco de azúcar por encima antes de meterlas al horno. Al derretirse, se forma una fina costra dulce que las hace irresistibles.
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Versión cítrica: Si te gusta el sabor fresco, sumá la ralladura de medio limón o de una naranja. También podés reemplazar parte de la leche por jugo de naranja natural.
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Variedad de sabores: Podés transformar esta misma receta agregando chips de chocolate, trocitos de manzana, coco rallado o frutos secos picados a la mezcla antes de hornear.
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Textura extra esponjosa: Para que queden más livianas, reemplazá una cucharada de harina por una de maicena. El resultado será una miga aún más tierna.
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No abras el horno: Durante los primeros 10 minutos de cocción, evitá abrir la puerta del horno. Esto puede hacer que las magdalenas bajen y pierdan aire.
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Uso del molde: Si querés que mantengan una forma perfecta, colocá los pirotines dentro de un molde rígido para muffins. Así crecerán hacia arriba en lugar de expandirse hacia los costados.
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Conservación ideal: Guardalas en un recipiente hermético una vez frías. Si el clima está seco, podés poner un trocito de pan o una rodaja de manzana dentro para mantener su humedad.
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Congelación práctica: Se pueden congelar perfectamente. Solo tenés que envolverlas individualmente en film y descongelarlas a temperatura ambiente o calentarlas unos segundos en microondas.
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Presentación especial: Si querés servirlas en una ocasión especial, podés decorarlas con un poco de azúcar impalpable, glaseado de limón o una cucharadita de dulce de leche encima.
Ligeras, tiernas y con ese sabor casero inconfundible, estas magdalenas son ideales para cualquier momento del día.
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