Cuando se habla de apellidos italianos en nuestra región, Russo aparece una y otra vez en padrones, cementerios, libros parroquiales y viejas libretas de familia.
Es un apellido fuertemente ligado al sur de Italia y a las grandes corrientes migratorias que, entre fines del siglo XIX y la primera mitad del XX, poblaron el Río de la Plata y buena parte de Sudamérica.

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Origen y significado
Russo proviene del adjetivo dialectal russu/rosso (“rojizo”), usado originalmente como apodo para personas de cabello colorado o tez encendida.
Con el tiempo se volvió apellido heredado. Su distribución histórica se concentra en Campania, Sicilia, Calabria y Puglia, aunque hoy es común en toda Italia.
Ocasionalmente se lo asocia al etnónimo “ruso”, pero en la península el origen cromático es, de lejos, el más habitual.
De Italia al Cono Sur: la gran travesía
Tras la unificación italiana, crisis agrarias, falta de trabajo y la búsqueda de mejores salarios empujaron a millones a cruzar el Atlántico.
Las rutas más usadas unían Nápoles, Génova y Palermo con Buenos Aires, Montevideo y Santos.
Familias Russo viajaron en cadena: primero un varón joven, luego hermanos, esposas e hijos.
En cartas y remesas se armó un puente que sostuvo durante décadas a los parientes que quedaban en el Mezzogiorno.
La presencia Russo por país
Argentina. Es uno de los apellidos italianos más visibles en Buenos Aires y el litoral, con colonias también en Córdoba y Mendoza.
Muchos Russo abrieron almacenes, panaderías y talleres; otros se emplearon en obra pública, ferrocarriles y puerto.
Uruguay. Montevideo, Canelones y Colonia muestran registros frecuentes.
La comunidad se integró rápido a sociedades italianas, clubes barriales y cooperativas.
Brasil. Gran parte se asentó en São Paulo y Río de Janeiro, mezclándose con corrientes de otras regiones italianas.
En documentos lusófonos se mantiene “Russo”, aunque a veces aparece castellanizado como “Ruso” en tránsitos rioplatenses.
Chile y Paraguay. Flujos menores, pero el apellido aparece en registros civiles desde principios del siglo XX, sobre todo en capitales y centros ferroviarios.
Variantes, errores y pistas de búsqueda
En actas antiguas podés encontrar Russo, Rosso, Rusu o Ruso. La doble “s” y la doble “o” suelen perderse al copiar a mano o al traducir. Por eso conviene buscar por fonética y revisar partidas contiguas.
Nombres de pila típicos que ayudan a identificar líneas del sur: Vincenzo, Salvatore, Giuseppe, Carmela, Rosina.
En Italia, muchos comuni del sur empleaban el nombre del abuelo como segundo nombre del primogénito: otro buen indicio.
¿Querés reconstruir tu árbol y la posible ciudadanía?
Empezá por actas locales (nacimiento, matrimonio y defunción) de tus abuelos/bisabuelos; seguí hacia atrás con libros parroquiales (bautismos y casamientos).
Buscá listas de pasajeros y partidas italianas en el comune de origen; si no lo sabés, probá con la provincia donde aparece con más fuerza el apellido en tu familia.
Para un eventual reconocimiento de ciudadanía por sangre, lo clave es que el ancestro italiano no se haya naturalizado antes del nacimiento del hijo que continúa tu línea; si hay línea materna previa a 1948, muchas familias resuelven por vía judicial.
Las discrepancias ortográficas (Russo/Ruso) suelen ordenarse con rectificaciones simples cuando los demás datos coinciden (padres, fechas, lugar).
Tips y consejos:
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Reuní primero todo lo argentino/uruguayo/brasileño (actas, libretas, padrones) antes de pedir en Italia.
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Hacé una tabla de variantes (Russo/Rosso/Ruso) para no perder documentos por ortografía.
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Cruzá datos de testigos y padrinos: suelen ser parientes del mismo pueblo.
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Si aparece el oficio (panadero, albañil, carpintero), usalo como ancla para distinguir homónimos.
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Guardá copias digitales con nombres consistentes: “Año_Lugar_Tipo de Acta_Apellido”.
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Para la ciudadanía, pensá en traducciones y apostillas desde el inicio: ahorran tiempo y viajes extra.
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No subestimes prensa antigua y necrológicas: dan pistas de pueblos de origen y parentescos.
 
El apellido Russo es parte del tejido cotidiano del Cono Sur porque llegó con familias trabajadoras que se arraigaron en barrios, oficios y costumbres.
Entender su recorrido es, en definitiva, entender una parte muy concreta de nuestra propia historia.
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