Clásica, húmeda y con un aroma a caramelo que llena toda la cocina, la torta invertida de ananá es uno de esos postres que nunca fallan.
La fruta se carameliza al horno y se mezcla con una masa esponjosa que queda impregnada de su jugo.

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Ideal para la hora del té o como postre después de una comida.
Ingredientes
Para la cubierta de ananá:
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100 g de manteca
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150 g de azúcar rubia
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1 lata grande de ananá en rodajas o en trozos (escurrida y con el jugo reservado)
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Cerezas al marrasquino (opcional)
Para la masa:
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120 g de manteca blanda
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180 g de azúcar
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3 huevos
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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250 g de harina común (0000)
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2 cucharaditas de polvo de hornear
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1 pizca de sal
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80 ml de leche
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50 ml del jugo del ananá reservado
Preparación
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Preparar la base acaramelada: en una sartén o cacerola, derretí la manteca junto con el azúcar rubia a fuego medio hasta formar un caramelo dorado y espeso. Vertelo de inmediato en una fuente o molde apto para horno (de unos 26 cm de diámetro) y extendelo parejo por la base.
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Acomodá las rodajas o trozos de ananá sobre el caramelo, formando una capa ordenada. Si querés, colocá una cereza en el centro de cada rodaja.
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Preparar la masa: batí la manteca con el azúcar hasta obtener una crema clara y esponjosa.
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Agregá los huevos de a uno, batiendo bien cada vez, y perfumá con la vainilla.
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En otro recipiente, mezclá la harina, el polvo de hornear y la sal.
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Incorporá los secos al batido, alternando con la leche y el jugo de ananá. Mezclá hasta obtener una masa lisa y suave.
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Verté la preparación sobre la capa de ananá, emparejando la superficie con una espátula.
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Llevá al horno precalentado a 180 °C y cociná durante 40 a 45 minutos, hasta que al insertar un palillo salga limpio.
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Dejá reposar 10 minutos y, con cuidado, invertí el molde sobre una fuente para desmoldar la torta mientras todavía está tibia (así el caramelo queda brillante y no se pega).
Tips y consejos:
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Si usás ananá natural, cocinalo unos minutos en manteca y azúcar antes de colocarlo en el molde para que quede más tierno.
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Evitá batir de más una vez que agregás la harina, así el bizcochuelo no pierde aire.
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Si querés un sabor más intenso, añadí una cucharada de ron o licor de naranja al jugo del ananá.
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Para una versión más húmeda, pinchá la torta recién desmoldada y rociá con un poco del jugo de ananá caliente.
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Servila tibia con crema batida o una bocha de helado de crema americana.
Dorada, brillante y con ese contraste perfecto entre lo dulce del caramelo y la acidez del ananá, esta torta invertida es un clásico que siempre se roba todos los elogios.
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