Curiosidades de Nápoles que sorprenden a los turistas
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Curiosidades de Nápoles que sorprenden a los turistas

Nápoles es un torbellino: tradición, ruido, arte, superstición y comida espectacular en pocos kilómetros.

Quien llega esperando “otra ciudad italiana más” se encuentra con un carácter propio, intenso y encantador.

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Estas curiosidades te ayudan a entender por qué los napolitanos están orgullosos de su lugar en el mundo.

Una ciudad bajo la ciudad

Debajo de las veredas y del casco histórico hay kilómetros de túneles, cisternas y refugios de guerra.

Los recorridos por la “Napoli Sotterranea” muestran piedras griegas, acueductos romanos y galerías usadas como refugio en la Segunda Guerra.

Entrás del barullo de la calle al silencio subterráneo en dos minutos.

La calle que “parte” el centro

Spaccanapoli es una línea recta que parece cortar el centro antiguo en dos.

Caminarla es ver balcones con ropa colgando, talleres diminutos, motos zigzagueando y santos en cada esquina.

En pocas cuadras pasás de iglesias barrocas a puestos de pizza al taglio sin respiro.

Pizza con reglas (y orgullo)

La pizza napolitana no es cualquiera: masa elástica, cornicione aireado y horno a altísima temperatura por menos de dos minutos. La “Margherita” y la “Marinara” son las reinas.

En pizzerías históricas vas a ver discusiones apasionadas sobre fermentación, hidratación y madera del horno.

Pedir ananás puede generarte miradas de terror.

El café es un ritual

En la barra se toma espresso corto, potente y azucarado, a veces acompañado por el gesto solidario del “caffè sospeso”: alguien paga un café extra para quien no pueda pagarlo.

Es costumbre local y habla del tejido social del barrio.

Amuletos, santos y supersticiones

El corno rosso (cuernito rojo) cuelga en puertas, llaveros y negocios para espantar la mala suerte.

Hay figuras del “munaciello”, duende de leyenda al que algunos le atribuyen travesuras domésticas.

Y cada septiembre la ciudad mira a la catedral esperando que la sangre de San Gennaro se licúe: tradición que convoca a multitudes.

Cuartieri Spagnoli y Maradona

En los Cuartieri Spagnoli, las callecitas empinadas lucen murales de Diego Maradona y banderines celestes del Napoli.

Es barrio vivo, con vecinos en la puerta, motos, talleres y trattorias pequeñas donde se come estupendo por poco.

Arte en estaciones de metro

Varias estaciones del Metro de Nápoles fueron diseñadas como galerías de arte contemporáneo.

“Toledo” suele dejar boquiabierto: paredes azules que simulan un túnel de mar y un juego de luces hipnótico.

No es exageración decir que algunas estaciones son parte del paseo.

Castel dell’Ovo y la leyenda del huevo

Frente al mar se levanta el Castel dell’Ovo. La leyenda cuenta que el poeta Virgilio escondió un huevo mágico en sus cimientos; si se rompía, la ciudad corría peligro.

Mito o no, el paseo hasta el castillo al atardecer es de los más lindos de Nápoles.

Dulces que no perdonan la dieta

La sfogliatella (crujiente, en capas, rellena) y el babà (bizcocho borracho en ron) son dos golpes dulces ineludibles.

Las vitrinas de los bares tentan desde la mañana, y la porción “para compartir” rara vez llega a destino.

Tips y consejos:

  • Andá con calzado cómodo: adoquines, subidas y escaleras.

  • Reservá pizzerías famosas o llegá temprano: hay filas largas.

  • Probá un espresso en barra y, si te gusta la idea, dejá un caffè sospeso.

  • Para túneles y catacumbas, llevá abrigo liviano: abajo hace fresco.

  • En barrios populares, cuidá el celular como en cualquier gran ciudad.

  • Si querés mar y vistas, subí en funicular a Vomero o caminá por Lungomare hasta Mergellina.

  • Comprá un corno rosso como recuerdo local y, si te copan los pesebres artesanales, recorré Via San Gregorio Armeno todo el año.

Nápoles mezcla devoción y desparpajo, historia antigua y barrio vivo.

Por eso sorprende tanto: cuando te vas, te queda la sensación de que todavía no viste todo… y de que vale la pena volver.

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