Si te tienta algo dulce pero liviano, estas galletitas salen con pocos ingredientes y cero harinas refinadas.
La almendra aporta miga tierna y el limón levanta el sabor sin necesidad de glaseados.
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Van perfectas para el mate o el café, y se preparan en un rato con lo que tenés a mano.
Ingredientes
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1 taza de harina de almendras (100–110 g)
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1 huevo grande
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2 cucharadas de jugo de limón
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Ralladura fina de 1 limón
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2 a 3 cucharadas de eritritol o stevia granulada, a gusto
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1 cucharada de aceite de coco derretido (o manteca derretida)
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½ cucharadita de polvo de hornear (opcional)
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1 pizca de sal
Preparación
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Precalentá el horno a 180 °C. Forrá una placa con papel manteca o una lámina de silicona.
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En un bol, uní harina de almendras, endulzante, ralladura, polvo de hornear (si lo usás) y sal. Mezclá para distribuir bien los secos.
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Batí apenas el huevo y sumalo al bol junto con el jugo de limón y el aceite de coco.
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Integrá con espátula hasta conseguir una masa homogénea y blanda. Si notás grumos, aplastalos con el dorso de la cuchara.
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¿Muy floja? Llevá 10 minutos a la heladera para que la almendra absorba humedad. ¿Muy firme? Agregá 1 cucharadita extra de jugo.
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Tomá porciones del tamaño de una nuez (12–15 unidades). Hacé bolitas con las manos ligeramente humedecidas.
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Acomodá en la placa dejando 3–4 cm entre cada una y aplastá suave con la palma o con el fondo de un vaso para dar forma de disco de 6–7 cm.
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Horneá 8–10 minutos hasta que los bordes apenas doren. No te pases: con almendra se tuestan rápido.
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Retirá y dejá 5 minutos en la placa; después pasalas a una rejilla hasta que enfríen por completo.
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Para un perfume extra, frotá una pizca de ralladura sobre la superficie justo antes de servir.
Consejos y variantes
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Textura: más crocantes si las dejás finitas; más tiernas si las formás de 1 cm de espesor.
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Dulzor: el eritritol endulza menos que el azúcar. Probá la masa y ajustá entre 2 y 3 cucharadas. Si usás stevia granulada, arrancá con 2 cucharadas y subí de a ½.
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Leudado: el polvo de hornear es opcional. Sin él quedan tipo shortbread; con él, un poquito más aireadas.
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Saborizantes: podés sumar unas gotas de esencia de limón o cambiar parte del jugo por jugo de naranja para un perfil más dulce.
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Toque poppy: 1 cucharadita de semillas de amapola va de diez con el limón.
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Horno parejo: usá la rejilla del medio y rotá la placa a mitad de cocción si tu horno dora desparejo.
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Masa anticipada: formá bolitas y freezalas crudas en bandeja; cuando estén firmes, pasalas a una bolsa. Horneá directo a 170–175 °C un minuto más.
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Conservación: frasco hermético 5 días a temperatura ambiente o 1 semana en heladera. Recuperá crocante con 3 minutos de horno suave.
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Cobertura sin azúcar: mezclá eritritol en polvo con unas gotas de jugo de limón hasta hacer una pasta espesa y pincelá apenas (se seca rápido).
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Aclaración de dieta: si necesitás sin gluten, usá harina de almendras certificada y evitá contaminación cruzada.
Rinde y conservación
Con estas cantidades salen 12 a 15 galletitas pequeñas (4–5 porciones). Una vez frías, guardalas en frasco hermético.
También podés freezarlas ya horneadas por hasta 2 meses; para servir, cinco minutos a temperatura ambiente y un toque de horno bajo para que vuelvan a estar crujientes en el borde y tiernas en el centro.
Un bocado cítrico, simple y amigable con el día a día: mezcla rápida, horneado corto y resultado parejo.
Tenelas a mano para la merienda o para acompañar un café después de la comida; vas a querer repetir.