Esta tarta combina una base fina y tierna con capas suaves de crema pastelera espesa y láminas de manzana.
El resultado es un postre húmedo, delicado y muy parejo, con una textura cremosa que se sostiene bien al cortar y un sabor equilibrado que realza la dulzura natural de la fruta.

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Es una opción ideal para quienes prefieren tartas con poca masa y mucho relleno.
Ingredientes
Para la base
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200 g de harina
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100 g de manteca fría
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60 g de azúcar
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1 huevo
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1 pizca de sal
Para el relleno
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5 manzanas grandes
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500 ml de leche
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3 yemas
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120 g de azúcar
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40 g de maicena
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40 g de manteca
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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Ralladura de 1 limón
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Azúcar impalpable para decorar
Preparación
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Colocá en un bol la harina, el azúcar y la pizca de sal. Sumá la manteca fría en cubitos y desmenuzá con los dedos hasta lograr un arenado. Agregá el huevo y uní apenas hasta obtener una masa suave. Llevá a la heladera 20 minutos.
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Estirá la masa y cubrí la base de un molde. Pinchá suavemente con un tenedor y reservá.
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Pelá las manzanas, retirales el centro y cortalas en láminas finas.
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Para la crema pastelera, calentá la leche con la ralladura de limón. En otro recipiente mezclá las yemas, el azúcar y la maicena hasta formar una crema. Verté un poco de la leche caliente para templar y luego llevá todo nuevamente a la olla. Cociná a fuego medio revolviendo hasta que espese.
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Retirá del fuego, agregá la manteca y la vainilla, y mezclá hasta integrar. Dejá entibiar.
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Armá la tarta colocando una capa de crema pastelera sobre la base, seguida de una capa de manzanas. Repetí con otra capa de crema y una última de manzanas.
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Horneá a 170 °C durante 40 a 55 minutos, hasta que el relleno esté firme y la superficie dorada.
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Dejála enfriar por completo y espolvoreá con azúcar impalpable antes de servir.
Consejos:
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Cortar las manzanas en láminas finas ayuda a lograr un interior más parejo.
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Podés sumar una cucharada extra de maicena si querés una crema más firme.
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Enfriar la masa antes de estirarla evita que se rompa.
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Precocinar la base algunos minutos mejora la textura.
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La ralladura de limón combina muy bien con la manzana.
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Si te gusta un toque especiado, agregá una pizca de canela a la crema.
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Cubrí con papel aluminio si la superficie dora demasiado rápido.
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Un buen enfriado asegura un corte prolijo.
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Usá manzanas dulces para obtener un sabor más equilibrado.
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Guardá la tarta en la heladera para conservar la textura cremosa.
Esta tarta es suave, equilibrada y muy agradable de comer, ideal para compartir en cualquier momento del día.
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