Tradicionalmente originarios del sur de Alemania y también muy populares en Austria, los Knödel (o Semmelknödel) son unas deliciosas bolas de pan casero, suaves por dentro y con un sabor muy reconfortante.
Se preparan con pan duro, leche, huevo, cebolla y perejil, y suelen acompañar platos con salsa, carnes al horno o guisos.

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Son una forma perfecta de aprovechar el pan del día anterior y crear una guarnición llena de sabor y tradición.
Ingredientes
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300 g de pan duro (tipo francés o mignon)
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250 ml de leche tibia
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1 cebolla chica
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1 cucharada de manteca
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2 huevos
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2 cucharadas de perejil fresco picado
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1 pizca de nuez moscada
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Sal y pimienta a gusto
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Un poco de harina o pan rallado (si es necesario ajustar la textura)
Preparación
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Preparar el pan: cortá el pan en cubos pequeños y colocá todo en un bol grande. Verté la leche tibia por encima y mezclá. Dejá reposar unos 10 a 15 minutos para que el pan se ablande bien.
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Saltear la cebolla: en una sartén, derretí la manteca y rehogá la cebolla picada fina hasta que esté transparente. Agregala al bol con el pan.
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Formar la mezcla: incorporá los huevos, el perejil picado, la nuez moscada, sal y pimienta. Mezclá todo muy bien con las manos o una cuchara hasta obtener una masa uniforme. Si la mezcla está demasiado húmeda, agregá una cucharada de pan rallado o harina para darle más cuerpo.
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Formar los Knödel: con las manos húmedas, formá bolas del tamaño de una pelota de golf (aproximadamente 6 cm de diámetro). Asegurate de compactarlas bien para que no se desarmen durante la cocción.
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Cocinar: llená una olla grande con agua con sal y llevá a hervor. Bajá el fuego a medio (sin que hierva fuerte) y cociná los Knödel durante unos 15 minutos. Sabés que están listos cuando suben a la superficie.
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Retiralos con una espumadera y escurrilos bien.
Tips y consejos:
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Podés servirlos con salsas espesas o guisos de carne, como goulash, estofados o ragú.
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Si te sobra alguno, cortalos en rodajas y saltealos en manteca: quedan espectaculares como guarnición dorada.
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Para un sabor más intenso, reemplazá parte de la leche por caldo o agregá panceta salteada a la mezcla.
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También existen versiones dulces de los Knödel, rellenas con ciruelas o damascos, que se sirven con azúcar y canela.
Con una textura suave y un aroma casero irresistible, los Knödel son una muestra perfecta de la cocina tradicional del sur de Alemania: simples, cálidos y llenos de sabor.
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