Una tarta suave y húmeda, con centro cremoso y borde bien dorado.
Se arma en pocos pasos, queda elegante con un dibujo en gajos y se corta perfecta.
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Ideal para la merienda, un cumple casero o para cerrar cualquier comida con algo bien tentador.
Ingredientes para la tarta
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3 huevos
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170 g de azúcar
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120 g de yogur griego natural
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60 g de manteca derretida
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Ralladura fina de 1 limón
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250 g de harina 0000 (todo uso)
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7 g de polvo de hornear
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1 manzana, rallada
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Jugo de 1 limón (parte para la manzana y parte para la crema)
Ingredientes para la crema pastelera de limón
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1 huevo
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50 g de azúcar
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20 g de maicena
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200 ml de leche
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Jugo de ½ limón (ralladura opcional)
Preparación
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Encendé el horno a 180 °C. Enmantecá y enhariná un molde redondo de 24–26 cm (mejor si es acanalado).
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Batí los huevos con el azúcar hasta que la mezcla esté pálida y espumosa.
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Sumá el yogur, la manteca derretida y la ralladura; integrá.
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Tamizá harina y polvo de hornear, incorporalos en dos tandas con movimientos envolventes.
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Rallá la manzana, rociá con un chorrito de jugo de limón e integrala a la masa. Volcá en el molde y alisá.
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Para la crema: mezclá en frío el huevo con el azúcar y la maicena. Agregá la leche y el jugo de limón; llevá a fuego medio-bajo, revolviendo sin parar, hasta espesar. Retirá, cubrí al contacto y dejá tibiar 5 minutos.
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Con el dorso de una cuchara marcá 8 surcos radiales sobre la masa (desde el centro hacia el borde), de 1–1,5 cm de ancho y ~1 cm de profundidad.
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Pasá la crema a una manga o jarrita y rellená los surcos hasta el ras.
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Espolvoreá apenas azúcar por arriba y horneá 40–45 min a 180 °C, hasta dorar. Probá con palillo en una parte de masa (no en la crema): debe salir seco.
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Dejá enfriar 15 minutos en el molde, desmoldá con cuidado y, ya fría, espolvoreá azúcar impalpable.
Consejos:
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El molde acanalado ayuda a que el borde quede firme y con buen color.
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Si la crema espesó de más, soltala con 1–2 cucharadas de leche caliente antes de cargar la manga.
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No te excedas con el jugo en la crema: buscá perfume cítrico, no acidez marcada.
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Para un dorado parejo, ubicá el molde a altura media y evitá abrir el horno en los primeros 25 minutos.
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Si tu horno dora fuerte por debajo, poné una placa vacía en la rejilla inferior para hacer de escudo térmico.
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La tarta mejora al reposar: lo ideal es hacerla por la mañana para servirla por la tarde.
Una tarta delicada, de corte limpio y sabor suave que siempre gusta a todos.
Preparala, dejá que se enfríe bien y llevála a la mesa con un toque de azúcar impalpable: desaparece por porciones.