Hablar de Dante Alighieri es hablar de uno de los pilares no solo de la literatura italiana, sino también de la identidad cultural de Italia.
Su figura, venerada como la del Sommo Poeta, lleva siglos inspirando el apelativo que lo consagró para siempre: el padre del italiano.
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Pero ¿qué significa realmente ese título y por qué se le reconoce a él, y no a otros escritores de su tiempo, el mérito de haber dado forma a una lengua que hoy hablan más de 60 millones de personas?
Una vida marcada por la política y el exilio
Dante nació en 1265 en Florencia, en una ciudad en pleno auge económico y cultural.
Su familia, los Alighieri, no era de la aristocracia, pero sí lo suficientemente acomodada para brindarle una sólida educación.
Ese contexto le permitió dedicarse a la literatura, la filosofía y la política.
En 1289 combatió en la batalla de Campaldino, apoyando a la facción de los guelfos, aliados del Papa frente a los gibelinos, partidarios del Sacro Imperio.
Más tarde ocupó cargos de relevancia en el gobierno de Florencia, llegando a ser uno de los seis Priori, pero la división interna de su partido y la intervención papal lo condenaron al exilio en 1302. Acusado de corrupción y traición, fue desterrado de su ciudad para siempre.
Ese exilio fue doloroso pero determinante: privado de su patria, Dante encontró en la escritura su verdadera manera de trascender.
Dante y la revolución del lenguaje
En la Edad Media, la lengua culta era el latín, idioma reservado a la Iglesia, los juristas y los hombres de letras.
El pueblo, en cambio, hablaba una serie de dialectos o volgari regionales, considerados inferiores. Dante rompió con esa jerarquía.
No solo utilizó el latín para obras teóricas como el De Vulgari Eloquentia, sino que defendió con pasión la dignidad del idioma del pueblo: el fiorentino, su lengua materna.
En él escribió su obra mayor, la Comedia, conocida luego como la Divina Comedia.
Ese gesto fue revolucionario: al elegir el fiorentino como lengua literaria, Dante abrió el camino a un idioma común que siglos después se transformaría en el italiano moderno.
La Divina Comedia: enciclopedia del Medioevo
La Comedia no es solo un poema monumental con más de 14.000 versos; es también una síntesis de todo el conocimiento, la espiritualidad y la cultura de su tiempo.
Estructurada en tres partes —Infierno, Purgatorio y Paraíso—, combina alegorías religiosas con referencias históricas, filosóficas y políticas.
Dante hace desfilar en sus páginas a figuras bíblicas, personajes mitológicos, poetas clásicos como Virgilio y personalidades contemporáneas, muchos de ellos condenados al escarnio eterno.
Más allá de su contenido moral y simbólico, lo que convirtió a la Comedia en un hito fue el uso magistral del lenguaje: Dante adaptó el registro a cada situación, desde lo vulgar y cómico en las escenas infernales hasta lo solemne y elevado en las visiones del Paraíso.
Esa flexibilidad demostró que el fiorentino podía ser tan rico y expresivo como el latín.
Neologismos y expresiones inmortales
La creatividad lingüística de Dante fue extraordinaria.
Inventó palabras nuevas, los llamados dantismos, como “trasumanar” (ir más allá de lo humano) o “infuturarsi” (prolongarse hacia el futuro).
Algunas se perdieron, pero otras expresiones creadas por él pasaron al habla común: “lasciate ogni speranza voi ch’entrate”, “senza infamia e senza lode”, o “non ragioniam di lor, ma guarda e passa” son frases que todavía hoy circulan en el italiano cotidiano.
El impacto de su obra se refleja también en cifras: según el lingüista Tullio De Mauro, a finales del siglo XIV más del 80% del vocabulario fundamental del italiano ya estaba registrado gracias a autores como Dante.
Unificación cultural antes que política
Italia no se unificó políticamente hasta 1861, pero mucho antes ya existía un terreno común: la literatura.
La lengua que se impuso como referencia fue el fiorentino de Dante, consolidado luego por Petrarca y Boccaccio.
Esa herencia cultural sentó las bases para la unidad lingüística de la península.
Así, mientras en otros países la lengua se expandía por imposición militar o política, en Italia fue la fuerza de la literatura la que dio cohesión cultural.
Y en ese proceso, Dante fue la figura central.
¿Por qué “padre del italiano”?
El título no significa que Dante “inventó” el italiano desde cero.
Antes de él, ya existían otros poetas que escribían en lengua vulgar, como la escuela siciliana.
Pero ninguno logró lo que Dante consiguió: demostrar que una lengua hablada por el pueblo podía convertirse en vehículo de la más alta expresión literaria, capaz de abarcar desde lo cómico hasta lo divino.
Por eso se lo recuerda como el padre del italiano: porque no solo escribió en fiorentino, sino que lo elevó a un nivel universal y lo convirtió en el modelo que siglos después se transformó en la lengua nacional de Italia.
La vigencia de Dante hoy
A 700 años de su muerte, la obra de Dante sigue siendo leída, estudiada y reinterpretada en todo el mundo.
La Divina Comedia no es solo una joya literaria, sino también una ventana al pensamiento medieval y a la identidad italiana.
Quien hoy se sumerge en sus páginas descubre no solo un viaje fantástico por el más allá, sino también el nacimiento de una lengua que, gracias a Dante, dejó de ser un dialecto local para convertirse en una de las más ricas y hermosas del mundo.