Esta schiacciata es finita, dorada y muy crocante en los bordes, con láminas de papa (patata) y romero perfumando toda la cocina.
A diferencia de una focaccia, acá no hay amasado ni levado: se prepara una masa líquida, se mezcla con las rodajas y directo al horno.
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Ideal para una picada, para acompañar una ensalada o como base de sándwiches.
Ingredientes
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400 g de papas (patatas) pequeñas
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200 g de harina 00 (puede ser 0000)
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320 g de agua a temperatura ambiente
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3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra (más extra para pincelar)
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1 cucharadita de sal fina
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Romero fresco a gusto
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Pimienta negra recién molida (opcional)
Preparación paso a paso
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En un bol grande mezclá agua, aceite y sal. Batí con varilla hasta emulsionar y disolver la sal.
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Tamizá la harina e incorporala de a poco, batiendo hasta obtener una masa líquida y homogénea sin grumos, de textura similar a una crema fluida.
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Lavá y pelá las papas (patatas). Con mandolina o cuchillo bien afilado, cortalas en rodajas muy finas (2–3 mm).
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Sumá las rodajas a la masa y mezclá para que todas queden bien embebidas. Si usás pimienta, agregala ahora.
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Forrá una bandeja de 30×40 cm con papel vegetal (o aceitá apenas). Volcá la mezcla y extendé en una capa fina con espátula, distribuyendo las papas parejo.
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Deshojá romero y repartilo por encima presionando apenas para que se adhiera.
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Llevá a horno precalentado a 200 °C (mejor con ventilador) y cociná 45–50 minutos, hasta ver la superficie dorada y crujiente y los bordes bien secos.
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Retirá y, todavía caliente, pincelá con un chorrito de aceite de oliva para sumar brillo y sabor.
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Dejá reposar 5 minutos, cortá en porciones y serví al momento.
Consejos y variantes:
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Corte fino = crocante: cuanto más delgadas las rodajas, más pareja queda. Si ves sectores con muchas papas superpuestas, redistribuí antes de hornear.
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Textura justa: la masa debe correr fácilmente. Si quedó muy espesa, añadí 1–2 cucharadas de agua; si está demasiado líquida, espolvoreá una pizca de harina y mezclá.
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Bandeja caliente: para extra crocante, precalentá la bandeja 5 minutos; volcá la mezcla con cuidado y extendé rápido.
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Saborizantes que suman: unas tiras finas de cebolla cruda, granitos de sal en escamas al salir del horno o un toque de ajo rallado en el aceite final.
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Aceite aromatizado: tibialo con romero y una piel de limón, colá y usalo para pincelar: queda fragante sin dominar.
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Sin ventilador: si tu horno no tiene, subí a 210 °C y vigilá en los últimos minutos.
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Más “panosa” (opcional): podés mezclar 3 g de levadura seca en el agua inicial y dejar reposar la masa 20 minutos antes de añadir las papas; no es la versión ultra fina tradicional, pero da una miga algo más aireada.
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Recalentado: vuelve a estar crocante con 8–10 minutos a 200 °C sobre rejilla. En microondas pierde textura.
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Acompañamientos: aceitunas, crema de queso, jamón crudo o una ensalada de rúcula y tomates; funciona como base para todo.
Una receta sencilla y rendidora que pide solo un rato de horno y buenos ingredientes.
Con su borde crocante, perfume a romero y corazón de papa (patata) bien tierno, se convierte en un comodín para cualquier mesa.