Crujientes por fuera, suaves por dentro y con un relleno delicioso que combina la textura cremosa de la ricota con el sabor intenso del salame.
Estos bocaditos son ideales para preparar algo casero y sabroso en poco tiempo, perfectos para picadas, meriendas o como entrada en una reunión.

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Ingredientes
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1 masa de hojaldre o masa casera estirada
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200 g de ricota fresca bien escurrida
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100 g de salame picado
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1 huevo
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2 cucharadas de queso rallado (opcional)
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Pimienta negra a gusto
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1 huevo batido para pincelar
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Harina extra para estirar la masa
Preparación
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Estirá la masa sobre una superficie limpia y ligeramente enharinada hasta dejarla de unos 2 o 3 mm de espesor.
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Cortá la masa en cuadrados parejos, de unos 8 cm por lado, para que los bocaditos salgan del mismo tamaño.
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En un bol, colocá la ricota, el salame picado, el queso rallado, el huevo y una pizca de pimienta. Mezclá hasta obtener una preparación cremosa y bien integrada.
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Si la ricota tiene demasiado suero, escurrila antes de mezclar para evitar que la masa se humedezca.
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Poné una cucharada del relleno en el centro de cada cuadrado de masa.
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Cerrá llevando las cuatro puntas hacia el centro, presionando suavemente con los dedos para que no se abran durante la cocción.
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Acomodá los bocaditos sobre una placa para horno cubierta con papel manteca o apenas enmantecada.
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Pincelá cada bocadito con huevo batido para lograr un dorado parejo y atractivo.
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Llevá al horno precalentado a 200 °C y cociná durante unos 15 a 20 minutos, hasta que la masa esté inflada y dorada.
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Retirá del horno y dejalos reposar unos minutos antes de servir para que el relleno se asiente y conserve su textura cremosa.
Tips y consejos:
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Usá una masa bien fría; eso ayuda a que el hojaldre suba parejo y quede más crocante.
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Si hacés la masa casera, agregá una cucharada de vinagre o jugo de limón para lograr una textura más liviana.
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El salame puede reemplazarse por panceta, jamón o longaniza; cada opción cambia el sabor, pero todas combinan muy bien con la ricota.
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Si querés un toque más sabroso, incorporá una pizca de nuez moscada o ajo en polvo a la mezcla.
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La ricota debe estar seca; si viene muy húmeda, podés dejarla escurrir en un colador por 10 minutos.
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Para un acabado brillante, mezclá la yema del huevo con una cucharadita de leche antes de pincelar.
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En freidora de aire se cocinan a 180 °C durante unos 10 a 12 minutos, girándolos a la mitad del tiempo para un dorado parejo.
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Podés servirlos tibios con dips salados como queso crema con ciboulette o una mayonesa saborizada.
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También se pueden freezar antes del horneado; solo tenés que envolverlos bien y cocinarlos directamente sin descongelar.
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Si los guardás cocidos, esperá que enfríen bien y guardalos en un recipiente hermético en la heladera; duran hasta tres días sin problema.
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Una opción distinta es hacer mini bocaditos usando cortantes pequeños, perfectos para fiestas o picadas.
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Si querés un relleno más húmedo, sumá una cucharada de crema de leche a la mezcla de ricota.
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Para darles un toque extra de sabor, espolvoreá con semillas de sésamo o queso rallado antes de hornear.
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Si no tenés horno, podés cocinarlos en una sartén antiadherente con tapa, a fuego bajo, hasta que doren de ambos lados.
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No los sobrecargues de relleno: con una cucharada alcanza para que no se abran ni se desarmen al cocinarse.
Estos bocaditos de salame y ricota son una receta rápida, económica y deliciosa que conquista a todos.
Con pocos ingredientes y apenas 20 minutos de tiempo, lográs un snack casero que se disfruta en cualquier momento del día.
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