El mantecol casero es uno de esos clásicos que no pasan de moda y que siempre despiertan nostalgia.
Prepararlo en casa no solo es más económico, sino que además permite controlar los ingredientes y lograr una textura suave y cremosa, muy similar a la versión tradicional.

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Con pocos elementos y un poco de paciencia, se puede obtener un resultado ideal para compartir o regalar.
Ingredientes
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300 g de azúcar
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Agua, cantidad necesaria
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2 claras de huevo
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1 cucharada grande de miel
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400 g de pasta de maní
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2 cucharadas soperas de cacao amargo
Preparación
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Colocá el azúcar en una cacerola y agregá agua hasta cubrirlo apenas. Llevá a fuego bajo sin revolver en ningún momento.
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Cuando el azúcar comience a disolverse y aparezcan burbujas grandes que tardan en romperse, agregá la miel y dejá hervir suavemente.
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El almíbar debe llegar al punto de merengue italiano, alrededor de 120 °C. Si no tenés termómetro, podés hacer la prueba del agua: colocá una gota del almíbar en agua bien fría y tratá de formar una bolita. Si no se desarma, está listo.
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Mientras el almíbar alcanza su punto, batí las claras a punto nieve firme en un bol amplio.
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Una vez listo el almíbar, incorporalo a las claras en forma de hilo, batiendo constantemente para que no se cocinen y se integren de manera pareja.
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Cuando la mezcla esté espesa y brillante, agregá la pasta de maní de a poco, mezclando con espátula o cuchara hasta obtener una preparación homogénea.
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Dividí la mezcla en dos partes iguales. A una de ellas agregale el cacao amargo e integrá bien.
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Forrá un molde rectangular o budinera con papel film. Volcá primero una parte de la mezcla y luego la otra, o combiná ambas para un efecto marmolado.
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Emparejá la superficie, cubrí y llevá a la heladera por al menos 2 horas hasta que tome consistencia.
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Desmoldá y cortá en porciones del tamaño deseado.
Tips y consejos:
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No revuelvas el azúcar mientras se cocina el almíbar para evitar que se cristalice.
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Usá fuego bajo y paciencia para lograr el punto justo.
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La pasta de maní debe ser espesa y sin exceso de aceite.
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Batí bien las claras antes de incorporar el almíbar.
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Agregá el almíbar lentamente para evitar grumos.
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El cacao es opcional, pero aporta un contraste de sabor interesante.
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Forrar bien el molde facilita el desmolde.
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Conservá el mantecol en la heladera bien tapado.
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Podés cortarlo en porciones chicas para que rinda más.
Este mantecol casero es una alternativa simple y accesible para disfrutar de un clásico dulce, con una textura suave y un sabor intenso a maní que se mantiene firme y delicioso con el paso de los días.
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