Este pastel esponjoso y húmedo combina capas de crema batida, mermelada y una cobertura de coco tostado que lo hace irresistible.
Es una versión más cremosa y moderna del clásico “Ojo de Suegra”, ideal para celebraciones o simplemente para darse un gusto.
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Su aspecto vistoso y su sabor suave lo convierten en un éxito asegurado.
Ingredientes
Para el bizcochuelo:
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4 huevos
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200 g de azúcar
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200 g de harina leudante
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120 ml de leche
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100 ml de aceite neutro
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1 cucharadita de esencia de vainilla
Para el relleno:
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400 ml de crema de leche para batir
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3 cucharadas de azúcar impalpable
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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200 g de mermelada de durazno, ananá o frutilla
Para decorar:
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150 g de coco rallado
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1 cucharada de manteca (opcional, para tostar el coco)
Preparación
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Batí los huevos con el azúcar durante 5 a 7 minutos hasta que la mezcla esté espesa y clara.
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Agregá la vainilla, el aceite y la leche, batiendo suave hasta integrar.
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Incorporá la harina tamizada en dos partes, con movimientos envolventes para no bajar la mezcla.
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Verté en un molde de 22-24 cm enmantecado y enharinado. Horneá a 180 °C por 35 a 40 minutos.
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Dejalo enfriar, desmoldalo y cortalo en 2 o 3 capas horizontales.
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Batí la crema con el azúcar impalpable y la vainilla hasta punto firme. Reservá en frío.
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En una sartén, tostá el coco rallado a fuego bajo con o sin manteca, hasta dorar. Dejá enfriar.
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Para el armado, colocá la primera capa de bizcochuelo, untá con crema y mermelada. Repetí el proceso con las otras capas.
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Cubrí toda la torta con la crema restante y espolvoreá el coco tostado por arriba y los costados. Presioná suavemente para que se adhiera.
Consejos:
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Si querés que el pastel quede más húmedo, podés pincelar cada capa con un almíbar suave (agua y azúcar, o con unas gotas de licor).
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Para una crema más estable en días calurosos, podés agregar 1 cucharadita de gelatina sin sabor disuelta antes de batir.
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La mermelada de durazno o ananá resalta muy bien con el coco, pero podés usar la que tengas.
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El bizcochuelo puede prepararse el día anterior y guardarse bien tapado en la heladera.
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Al servir, usá un cuchillo liso y limpio para que los cortes queden prolijos y se vean bien las capas.
Un pastel con sabor a hogar, textura suave y un toque tropical que enamora a primera vista.
Ideal para disfrutar en cualquier ocasión especial.