Los caramelitos caseros son un clásico que nunca pasa de moda.
Con su textura suave y ese sabor dulzón con un toque mantecoso, resultan perfectos para acompañar el café, regalar en bolsitas o simplemente disfrutar en cualquier momento del día.
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Prepararlos en casa no es complicado, y con esta receta podés lograr un resultado riquísimo que encantará a grandes y chicos.
Ingredientes
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1 taza de azúcar
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1 taza de leche condensada
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1/2 taza de crema de leche
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1/2 taza de manteca
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1/2 taza de azúcar negra (opcional, para un sabor más intenso)
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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Pizca de sal
Preparación
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En una olla de fondo grueso colocá la manteca, la crema de leche, la leche condensada, el azúcar común y el azúcar negra.
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Llevá a fuego medio, revolviendo constantemente con cuchara de madera para evitar que se pegue.
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Dejá cocinar hasta que la mezcla espese y adquiera un color dorado intenso. Esto suele llevar unos 15 a 20 minutos.
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Para comprobar que está listo, hacé la prueba de la gota: dejá caer un poco de mezcla en un vaso con agua fría; si se forma una bolita firme, el caramelo está en su punto.
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Retirá del fuego y agregá la esencia de vainilla y la pizca de sal. Mezclá bien.
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Verté la preparación en una fuente previamente enmantecada o cubierta con papel manteca, extendiendo de manera pareja.
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Dejá enfriar a temperatura ambiente hasta que esté firme.
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Cortá en rectángulos o cuadrados pequeños con un cuchillo enmantecado.
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Envolvé cada caramelito en papel manteca o celofán para que no se peguen entre sí.
Tips y consejos:
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Es fundamental no dejar de revolver durante la cocción para evitar que la mezcla se queme en el fondo.
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Si querés una textura más blanda, retiralo antes de que el caramelo llegue a punto duro. Para una consistencia más firme, dejalo un poco más en el fuego, siempre controlando la prueba de la gota.
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Podés darle un toque especial agregando nueces picadas, almendras o incluso un poquito de chocolate rallado en la mezcla antes de volcarla en la fuente.
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Para un acabado prolijo, envolvé los caramelitos en papel celofán transparente; así se conservarán mejor y se verán más atractivos para regalar.
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Guardalos en un frasco hermético a temperatura ambiente, en un lugar fresco y seco. Duran hasta dos semanas en perfectas condiciones.
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Si querés hacerlos más originales, podés preparar dos tandas: una con esencia de vainilla y otra con esencia de café o almendra, y así tener diferentes sabores en la misma mesa.
Con esta receta simple y práctica, vas a poder disfrutar de unos caramelitos caseros irresistibles, perfectos para compartir o tener siempre a mano cuando pinta un antojo dulce.