Estas galletitas caseras son tan suaves que se deshacen al tocarlas.
Ideales para la merienda o para acompañar el mate, con pocos ingredientes lográs un resultado delicioso.
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Una receta económica, rendidora y perfecta para tener siempre a mano.
Ingredientes
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200 g de manteca (a temperatura ambiente)
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100 g de azúcar impalpable
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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300 g de fécula de maíz (maicena)
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50 g de harina común (0000)
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Una pizca de sal
Preparación
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En un bowl grande, colocá la manteca blanda junto con el azúcar impalpable y batí con batidor de mano o batidora eléctrica hasta que esté bien cremosa y pálida.
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Agregá la esencia de vainilla y seguí mezclando para integrar bien los sabores.
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Tamizá la maicena junto con la harina y la sal, y añadí a la mezcla anterior en varias tandas, incorporando con espátula o cuchara de madera sin amasar.
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Una vez que la masa se forma y deja de pegarse, formá una bola, envolvela en film y llevá a la heladera durante 15 minutos.
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Precalentá el horno a 170 °C. Prepará una placa para horno enmantecada o con papel manteca.
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Retirá la masa de la heladera, hacé bolitas del tamaño de una nuez y acomodalas en la placa. Podés aplanarlas apenas con un tenedor o con los dedos.
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Llevá al horno por unos 12 a 15 minutos. Están listas cuando la base comienza a dorarse, pero la parte superior sigue clara.
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Dejá enfriar por completo antes de moverlas, ya que al salir del horno son muy frágiles.
Consejos:
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Para una versión más aromática, reemplazá la esencia de vainilla por ralladura de limón o naranja.
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Si querés que tengan un toque más dulce, espolvorealas con azúcar impalpable una vez frías.
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También podés bañar la mitad de cada galletita en chocolate semiamargo o con leche, y dejar secar sobre papel manteca.
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Se conservan en frascos herméticos hasta una semana, ideales para tener siempre algo rico con el café o el té.
Son perfectas para compartir, regalar o simplemente darte un gusto.
Con esta receta, el éxito está asegurado.