Si tenés ganas de preparar un pan casero diferente y muy esponjoso pero no querés pasar horas amasando, esta receta de pancitos de espinaca y queso es ideal.
Con una técnica de pliegues que reemplaza el amasado tradicional, estos panes salen con una miga aireada y un sabor increíble.
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Perfectos para acompañar el mate, rellenar como sándwich o simplemente comerlos solos.
Ingredientes
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500 g de harina 0000
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8 g de levadura seca
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10 g de sal
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450 ml de agua tibia
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10 hojas de espinaca fresca (aproximadamente)
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Un puñado de queso rallado (puede ser mozzarella, cremoso o el que tengas a mano)
Preparación
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En un bowl grande, colocá la harina, la levadura seca y la sal. Mezclá bien estos ingredientes secos.
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Agregá el agua tibia y mezclá con una cuchara de madera o espátula hasta obtener una masa muy blanda, húmeda y algo pegajosa.
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Incorporá la espinaca picada bien chiquita y el queso rallado. Mezclá nuevamente para integrar todo.
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Tapá el bowl con film o un repasador limpio y dejá levar durante 30 minutos a temperatura ambiente.
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Pasado el tiempo, humedecete las manos y comenzá a hacer pliegues: levantá la masa desde un costado y plegala sobre sí misma. Repetí este proceso 3 o 4 veces, girando el bowl para hacer pliegues de todos los lados.
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Volvé a tapar la masa y dejala descansar otros 30 a 40 minutos. Repetí una vez más el proceso de pliegues. Luego dejala leudar hasta que duplique o incluso triplique su volumen. Esto puede llevar entre 1 y 2 horas, según la temperatura ambiente.
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Espolvoreá bastante harina sobre la mesada y volcá la masa con cuidado para que no pierda aire. Formá un rectángulo y, con un cuchillo bien filoso o una corneta de panadería, cortá porciones del tamaño deseado.
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Colocá los pancitos en una placa ligeramente aceitada, dejando espacio entre ellos para que puedan crecer al hornearse.
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Llevá al horno precalentado a 230 °C y cociná durante unos 25 a 30 minutos, o hasta que estén bien dorados y con la base crocante.
Consejos:
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No te preocupes si la masa parece demasiado blanda, así debe ser. Eso es lo que garantiza que el pan quede aireado y liviano.
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Si querés un extra de sabor, podés sumar un poco de orégano, pimienta o semillas de girasol a la masa.
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Para lograr un dorado más intenso y una corteza crocante, podés colocar un recipiente con agua dentro del horno mientras se cocinan los panes.
Estos pancitos de espinaca y queso son una excelente opción para una merienda diferente, para servir como entrada o para hacer sándwiches livianos y sabrosos. ¡No dejes de probarlos!