Los champiñones son un ingrediente cada vez más elegido en muchas cocinas por su sabor suave y su textura particular.
Además de ser ricos y fáciles de conseguir, aportan fibra, antioxidantes y muy pocas calorías.
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La clave está en saber cómo cocinarlos sin perder sus beneficios.
Ingredientes
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250 gramos de champiñones frescos
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Jugo de medio limón
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1 diente de ajo picado o 1 cucharadita de ajo en polvo
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1 cucharadita de tomillo o romero seco
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Sal y pimienta a gusto
Preparación
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Lo primero que tenés que hacer es limpiar bien los champiñones. No los laves bajo el chorro de agua porque absorben líquido como una esponja y después te van a quedar aguachentos. Lo mejor es pasarles un paño húmedo o un papel de cocina para quitarles la tierra.
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Una vez limpios, cortalos en láminas no muy finas o a la mitad si son pequeños. La idea es que conserven su forma y que no se desarmen durante la cocción.
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Colocá las láminas de champiñones en una fuente para horno. Es importante que no estén amontonados, para que se cocinen de manera pareja y no larguen exceso de líquido.
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Rocialos con el jugo de medio limón. Esto además de sumar sabor, evita que se oxiden y queden oscuros.
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Espolvoreá por encima el ajo picado (o el ajo en polvo si preferís) y el tomillo o romero seco. También agregá sal y pimienta a gusto.
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Precalentá el horno a 180 grados y llevá la bandeja al horno por unos 12 a 15 minutos. Vas a notar que los champiñones se achican un poco, se doran en los bordes y largan un poco de jugo.
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Cuando estén listos, retiralos del horno y servilos calientes como acompañamiento de carnes, como relleno de tartas o incluso arriba de unas tostadas con queso crema.
Consejos:
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Si preferís, podés cocinarlos en el microondas. Solo tenés que ponerlos en un bol apto para microondas, cubrirlos y cocinarlos entre 5 y 7 minutos, controlando que no se pasen de cocción.
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Para darle un sabor extra, al sacarlos del horno podés agregar un chorrito de aceite de oliva o un poco de queso rallado.
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Si querés que tengan un toque más gourmet, podés sumarle un poco de vino blanco o un chorrito de salsa de soja antes de hornearlos.
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No guardes los champiñones crudos mucho tiempo en la heladera, ya que se deterioran rápido. Lo ideal es cocinarlos el mismo día que los comprás.
Con esta receta simple, vas a poder disfrutar de unos champiñones súper sabrosos, livianos y, lo mejor, conservando todas sus propiedades.